
Cómo ahorrar en la factura del gas
Te mostramos una serie de recomendaciones básicas para bajar el precio de la factura del gas.
En casa tenemos muchos servicios que revierten en costes mensuales y que podemos rebajar siguiendo una serie de recomendaciones básicas, y algunas de ellas fáciles, y sin tener que aflojar más la cartera. Al igual que la tarifa de la luz, uno de los casos donde podremos reducir más su precio es el del gas, una de las fuentes energéticas con más uso en España.
Hay muchos consejos básicos que tienen que ver con el sentido común, como ducharte en vez de bañarte, cerrar las puertas de las habitaciones para que se condense el calor, quitar la calefacción cuando no estás en casa (a no ser que quieras que los muebles estén calentitos), ventilar las habitaciones en las horas de más luz solar y menor humedad, o abrigarte más.
También la diferencia de temperatura a lo largo del año tiene un gran impacto en la factura del gas, puesto que no es lo mismo el uso que le des en verano que en invierno. Por eso es muy importante, en caso de que tu vivienda esté orientada al exterior, aprovechar la luz solar el máximo tiempo posible, abriendo cortinas, subiendo persianas y cerrando esa habitación para condensar el calor.
Otras recomendaciones tienen que ver con los ajustes de la caldera y el termostato de la calefacción, o con el aislamiento de la vivienda. Y común a todos ellos, uno que nos llevará algo más de tiempo, pero del que nos podremos aprovechar durante todo el año: comparar precios de compañías de gas y beneficiarse de las promociones de alta.
Los precios de la Tarifa de Último Recurso (TUR) los fija el Gobierno de manera trimestral, y solo están autorizadas a suministrarla cinco grandes compañías de gas: Endesa, Iberdrola, Naturgy, EDP y Repsol. De su lado, las empresas dentro del mercado libre pueden elegir el precio que consideren para los términos que marca el precio del gas, además de que pueden aplicar promociones y descuentos. Si bien la TUR es una de las tarifas más baratas, cada vez más las comercializadoras centran más sus esfuerzos en ofrecer tarifas más económicas. Busca, compara, y si encuentras algo mejor...
¡Vamos con esas recomendaciones!

Es conveniente ver qué precios tienen estas empresas. La tarifa 3.1 está destinada a consumos inferiores a 5 000 kWh/año, la 3.2 para consumos de entre 5 000 y 50 000 kWh/año, y por encima de estas se encuentran la 3.3 y la 3.4 para grandes consumos.
A la hora de comparar debes fijarte en el precio del término fijo y en el del variable, en el período de permanencia y en el servicio de mantenimiento.

El sistema de aislamiento en puertas y ventanas es clave para que no se escape el calor generado en el interior de la vivienda. Para las ventanas, los mejores materiales aislantes son la madera y el pvc. En el caso de que notes que entre aire es recomendable utilizar burletes para tapar esas rendijas.

Se recomienda mantener la temperatura en 21 o 22 grados para no subir el precio de la factura y tener un ambiente caldeado en la casa. Si ves que aún así pasas algo de frío, considera la opción de abrigarte más. Una de las opciones para regular la temperatura es instalar un termostato inteligente.

Es importante regular la temperatura del agua y que no suba más de 45 grados. Un intervalo óptimo para que notes el ahorro en la factura es situarla entre 30 y 35 grados, y apenas tendrá efectos a la hora de calentar el agua.
Además, es óptimo tener una correcta revisión de la instalación del gas para no perder eficiencia.

Evitará que tengas la caldera encendida todo el tiempo. Abre las cortinas y sube las persianas cuando dé el sol y la habitación se caldeará. Eso siempre que vivas en un piso exterior, claro.

Además del aislamiento y la luz solar, es una buena opción concentrar el calor en las habitaciones que vayamos a utilizar. En el resto de estancias podemos cerrar la calefacción cuando no sea necesario su uso.

En muchas ocasiones utilizamos los radiadores para otros fines distintos al de calentar la casa, como cuando los empleamos para secar la ropa. Esta acción es perjudicial para el fin de la calefacción: caldear la estancia.

Esta simple acción impide que cada vez que encendamos un grifo salte la caldera. En muchas ocasiones no necesitamos agua caliente y evitamos así que arranque el calentador y genere consumo de gas.