
11 técnicas para lidiar con malos compañeros de trabajo
Una persona que genera mal ambiente puede ser nefasto para cualquier equipo de trabajo. Te enseñamos a saber convivir con ellos.
¿Alguna vez te has topado con alguien que te frustra tanto que te gustaría zarandearle, salir de la habitación dando un portazo o pegarle un grito para que se callara? Que sepas que no estás solo, es un sentimiento común que se multplica aún más en las empresas de mayor tamaño.
Cuando ocurre en el ámbito personal, la solución es mucho más sencilla. Sin embargo, cuando es en el ambiente laboral la cuestión se complica porque el vaso se va llenando y la paciencia se agota. Hay que soportarla día tras día, intentar trabajar con ella de una forma productiva y no enturbiar la relación, ya que las consecuencias son nefastas para la empresas y probablemente para cualquiera de los dos implicados.
Todos hemos tenido que sufrir y padecer a personas complicadas. Gente que no cumple con sus obligaciones laborales, que llega tarde –o directamente no aparece- en las reuniones de trabajo. ¿Quién no ha tenido un compañero que se enroca en su postura y se niega a colaborar, que no es responsable con sus obligaciones? Incluso los emprendedores y empresarios que llevan a cabo proyectos con otras empresas tienen dificultades para poner de acuerdo a los distintos colaboradores porque nadie cede.
"Hace años, me molestaba y enfadaba con ese tipo de situaciones. Pensaba: ‘¿por qué, es esta gente tan complicada?’, ‘¡qué gente tan irresponsable!’ ‘menuda suerte la mía de tener que trabajar con ellos’ o ‘no quiero volver a trabajar con esta gente jamás”, contaba Jay White en su web Dumb Little Man en 2011.
El experto tardó en darse cuenta de que ese tipo de personas están en todas partes. Da igual dónde trabajes, no te puedes esconder de ellos. Es posible que puedas eludir a uno o dos miembros de este molesto grupo de personas pero, ¿qué harás con el tercero, el quinto o el décimo? Huir no es una solución duradera. Es más, en un contexto laboral, normalmente es difícil evitar y esconderse de alguien, a no ser que dejes el trabajo. Pero eso no evita que en tu siguiente empresa te vuelvas a encontrar con una persona similar y no parece viable el estar cambiando de trabajo constantemente, y menos porque no aguantas a cierto tipo de persona.
Tras los meses de confinamiento muchos habrán respirado un poco, aunque sea por no tener que aguantar a su némesis laboral en persona, pero como apuntan desde Outfinders, una empresa de Teambuilding para empresas: "tantos días encerrados en casa también han hecho mella en las relaciones dentro de los equipos, algo crucial para que se mantenga la productividad de la compañía".
El teletrabajo también ha fomentado un odio por aquellos patanes de la tecnología, incapaces de mantener una reunión sin que algo de sus dispositivo falle. Véase la conexión, el audio o la imagen.
Así que, en lugar de tomar una decisión drástica cada día, ¿por qué no adquirir una serie de habilidades para lidiar con esta gente? Te dejamos una serie de consejos con los que podrás convivir mejor con esos compañeros de trabajo tan molestos:

Perder los nervios y estallar contra otra persona no suele ser la mejor manera para conseguir que colabore contigo. A no ser que sepas que el enfado es el combustible perfecto para que una persona en concreto se ponga en marcha y lo usas conscientemente para conseguir que se mueva, siempre es mejor ser una persona calmada.
Alguien que mantiene la calma parece que es una persona que controla la situación, está centrada y es más respetable. ¿Preferirías trabajar con alguien que normalmente es tranquilo o con alguien que está siempre al borde del ataque de nervios? Cuando la persona con la que estés trabajando vea que no pierdes los estribos ante nada de lo que haga, empezará a prestarte atención.

No todo el mundo pone las cosas difíciles porque sí. Incluso cuando parece que la otra persona simplemente quiere fastidiarte, casi siempre suele haber una razón, aunque sea subyacente, que le motiva a actuar de cierta manera. Raramente es una motivación visible. Intenta identificar que motiva a la persona. ¿Por qué actúa de esa manera? ¿Qué le impide colaborar contigo? ¿Cómo puedes ayudarle a conseguir sus objetivos y resolver la situación?

Posiblemente, tus otros compañeros, jefes y amigos habrán vivido situaciones similares en algún momento de su vida. Te podrán dar otra perspectiva de las cosas y ofrecerte diferentes soluciones. Búscales, comparte tu experiencia y escucha lo que te tengan que decir. Puede que encuentres un consejo valioso a lo largo de la conversación.

Algo que muchas veces funciona es explicarle a la persona porqué hacer lo que haces. En ocasiones, las personas se oponen a ciertas cosas porque piensan que tú les quieres fastidiar o les estás complicando la vida. Explicarles las razones por las que hacer las cosas y dar los detalles de las situaciones les permite empatizar con tu situación. Esto da pie a que la colaboración sea más fácil.

En la era de la digitalización, los emails y las videoconferencias, el trabajo en muchas ocasiones se convierte en un proceso mecánico. Intenta darle un toque humano a las relaciones laborales e intenta conectar a nivel personal con tus compañeros. Sal con ellos a comer o a tomar algo. Dedícale tiempo a conocerlos como personas, no solo como compañeros de trabajo. Interésate por sus hobbies, su familia, su vida. Unas conexiones personales fuertes serán muy útiles en tu trabajo.

A nadie le gusta que le traten como si fuera idiota, incapaz o incompetente. Si tratas a alguien con desprecio, no te sorprendas si te devuelve el favor. Una regla de oro que a todos nos han dicho de pequeños es: “no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”.

Hay veces en las que te puedes ver inmerso en situaciones complicadas por culpa de malos compañeros, como cuando no cumplen con su trabajo o cuando te culpan por algo que ellos no han hecho. Sea cual sea la situación, sé consciente que ya ha ocurrido. En lugar de lamentarte por lo que ya no puedes cambiar, céntrate en los pasos que debes dar para salir de la situación.

Quejandote no arreglas nada e incluso puedes empeorar las cosas. Seguramente habrás oído alguna vez la expresión "las parede oyen". Por muy seguro que puedas sentirte al criticar a ese compañero que no soportas con tu mejor amigo o amiga de la oficina, es mejor que lo hagas fuera del recinto empresarial o con alguién ajeno al trabajo.

Si ya lo has intentado todo. Si has seguido todos los consejos y la persona en cuestión sigue siendo un problema, puede que la mejor solución sea simplemente ignorarla. Después de todo has hecho todo lo que estaba en tu mano. Sigue con tu día a día e interactúa con la persona solo cuando sea necesario. Obviamente, esto no es posible en casos en los que la persona tiene un papel importante en tu trabajo diario, pero para eso tenemos el siguiente consejo.

Cuando todo falla. Cuando te has quedado sin opciones. Cuando ni siquiere ignorar a la persona va a solucionar el problema. Cuando no hay alternativa, acude a tu jefe. Esta debe ser la última carta y no la deberías utilizar hasta que hayas agotado todas las vías posibles. Hay veces en las que la única manera de conseguir la colaboración de una persona es a través de la cadena de mando, sobre todo en organizaciones muy burocráticas. Ten cuidado de no usar este consejo constantemente ya que correrías el riesgo de hacer pensar a tu superior que ser incapaz de resolver un problema.

Tienes que estar preparado para una respuesta de algún compañero de trabajo al que hayas acusado a tu superior o del que hayas destapado una conducta impropia. La calma para afrontar esta posible situación es uno de los valores que debes tener en cuenta.